miércoles, 3 de noviembre de 2010

Bancos para no sentarse.

La madrileña calle de Serrano y algunas aledañas, tras un largo periodo de obras y aceras levantadas tan típicas de la capital, estrenaron hace poco un nuevo aspecto tras una reforma que ha ensanchado las aceras, plantado más árboles, creado un carril bici y mejorado en general las aceras y el tránsito de la calle.
Las aceras, ahora más anchas y transitables, presentan un diseño en algunos de sus elementos como las baldosas o los huecos para los árboles con un cierto aspecto romboidal, como de diamante asimétrico, quizás por ser la calle del lujo, tal y como se puede apreciar en esta fotografía.

Este aspecto romboidal se ha hecho también extensible al diseño de los nuevos bancos que ahora lucen sus aceras. 
Es loable ese intento de dar cohesion formal y visual a los diferentes elementos que conforman una calle, tan poco frecuente en nuestras ciudades, pero en este caso es un intento que tiene unas consecuencias no deseables y seguramente no deseadas.
Los bancos son de dos tipos, unos sin respaldo como este que aquí se aprecia:

Y otros con respaldo y un sólo brazo, como este otro: 

El diseño en ambos es extraño, asimétrico y con la sensación de haber sido deformado a posteriori más que de haber sido ideado con esa forma en su origen. Aseguran los autores que los bancos han sido diseñados con esta forma "Para no dirigir la mirada", cosa que no entiendo.
En el caso del banco sin respaldo, el mal es menor, pero en el caso del otro banco nos encontramos con un problema, pues aquellos que deseen sentarse a descansar en ellos, se encontrarán con que existen dos áreas de considerable tamaño no aptas para el asiento, situadas cada una en un extremo del asiento y condicionadas por las extrañas formas en pico de estos bancos, como se puede comprobar en la siguiente fotografía, resaltadas en color amarillo.

En el extremo de la izquierda de esta imagen no hay sitio para sentarse sin que las piernas queden totalmente fuera, y en el de la derecha es imposible asentar nuestras posaderas pues el brazo nos lo impide, con todo ello se reduce el área útil del banco, pero no su superficie, con lo cual el precio será el de un banco con mayor área disponible para su uso.
Los bancos en cuestión están obligando a los transeuntes a adoptar extraños escorzos al sentarse, en lugar de ofrecer un espacio ámplio y cómodo para el descanso, como es su función.
Esto sucede demasiado a menudo, muy a mi pesar, cuando el diseñador hace primar la forma sobre la función, dando lugar a diseños bellos o al menos interesantes, que seguramente se ganarán un puesto en algún libro o catálogo, pero que no cumplen como debieran su función primordial, aquella para la que fueron creados.
No creo que a los transeuntes que necesiten descansar les importe si los bancos en los que lo hacen tienen un diseño que encaja con el resto de la calle, sino que esperarán de estos que sean cómodos, como cualquier banco que se precie, y que les permita sentarse en una posición sencilla, sin tener que recurrir a poses de amazona clásica a lomos de algún caballo.
La culpa es de los políticos que compraron estos bancos pero en especial a quien los diseñara por haberse olvidado, como tantas veces, de que el diseño, al contrario que el arte, persigue la utilidad por encima de la belleza. Sabemos porque lo vemos a diario, que no es dificil aunar estos dos conceptos, sólo es preciso poner un poco de interés.

Enlaces de interés:
Sobre la reforma.
Más sobre la reforma
Historia de la calle

lunes, 1 de noviembre de 2010

La Coca Cola de Flash Gordon

Es la comidilla en los ámbitos diseñiles de internet. Hace poco que apareció pero ya todo el mundo habla del diseño de la botella de Coca Cola que ha realizado Jerome Olivet.
El tal Olivet, es un diseñador que ha elaborado un nuevo diseño para la botella en cuestión por su cuenta y riesgo, sin que exista un encargo de por medio.
Rápidamente, la botella se ha hecho un hueco en blogs y foros all over the world y no han sido pocos los que han vaticinado el fin de la botella tradicional en beneficio de esta nueva, incluso muchos han creido que esta es realmente la nueva botella de Coca Cola.
Es normal que un diseño como ese, que parece creado por Alex Raymond para alguna nave de Flash Gordon o del malvado Ming, haga correr ríos de píxeles y que los más prontos al sensacionalismo vaticinen el fin de nuestra querida botella, también conocida como Contour.
Por eso conviene explicar razonando por qué, a mi juicio, esta botella no puede sustituir a la anterior, aunque existiera la intención por parte de la empresa.
¿Qué hace tan buena a la botella tradicional en contra de esta?
En primer lugar: Reconocimiento.
Todo el mundo reconoce la silueta de la botella pues la distingue desde 1915 (Con ligeras variaciones a lo largo de los años). De hecho, en muchas ocasiones la mera silueta de la botella ha servido y sirve como publicidad de la marca, pues permanece en la memoria colectiva y basta con ver su forma para pensar en la chispa de la vida. La botella de Olivet tiene una forma que no es en absoluto tan reconocible para el público como es la otra, y pedir que los consumidores se la aprendan es trabajo perdido.
En segundo lugar: Economía.
La botella actual de Coca Cola, tanto si se produce en cristal como plástico así como en algún otro material, se fabrica de una sola pieza más el tapón. Esta nueva necesitaría de dos piezas diferentes, que habría que fabricar por separado, tal vez en materiales diferentes, y posteriormente ensamblar y pegar. Eso hace que el coste de la producción se encarezca, lo cual no es deseado por ninguna empresa, especialmente con una producción como la de Coca Cola y en estos tiempos de hacerle agujeros al cinturón que corren.
En tercer lugar: Ergonomía.
La botella Contour fue diseñada para ser sujetada con una sola mano sin que resbale. No sé cómo habría que agarrar la Mystic para que no resbalase de las manos.
En cuarto lugar: Espacio para la marca.
Ya sea en la etiqueta de papel de las botellas como en las latas, Coca Cola se encarga de colocar bien visible su famoso logotipo, para que desde cualquier lugar se distinga. La botella diseñada por J.O. deja un espacio demasiado pequeño para la marca como para que la Coca Cola se interesase.
En cuarto lugar: la costumbre.
La botella Contour lleva tanto años con nosotros que ya forma parte de nuestra rutina y nos hemos acostumbrado a ella, a su tacto y a la forma como se adapta a nuestra mano. La implantación de la Mystic requeriría acostumbrarnos a un elemento extraño, lo cual nos induciría de nuevo a rechazarla.
En definitiva; La botella del francés es bonita y resulta interesante como experimento formal, pero nada más. De todos modos se agradece que alguien quiera ir más allá de lo establecido e innovar en esta época de clones descarados y retornos al pasado que nos azotan.



Y lanzado en esta botella-cohete he comenzado este blog, pronto más y tal vez mejor.

Enlaces Relacionados.
Sobre el creador de la botella.
Historia de Coca Cola
Historia de la botella Contour.

Empezando

Comienzo hoy a llevar este nuevo blog con la intención de convertirlo en un lugar para la crítica del diseño, ya sea gráfico como industrial, de producto, etc.
Quiero dar lugar aquí a críticas que resalten lo positivo o negativo del diseño que nos rodea.
Deseo que este sea un blog participativo, donde todo el mundo pueda dejar sus comentarios para que entre todos incentivemos la tan necesaria crítica del diseño.
Espero que la empresa salga adelante con éxito.